Un mood board surge de las las primeras tomas de contacto con el cliente. Esas reuniones son muy importante para conocer bien sus gustos, intereses y necesidades. Las ideas primigenias tienen que materializarse de una forma liviana, a modo de bocetos, para de nuevo ser consultadas y de esta forma nos ayuden a confirmar que vamos por el buen camino en la elección de colores, materiales y diseño de mobiliario.
Con imágenes podemos ir concretando aún más y descubriremos si…¿prefiere las líneas curvas o lo rectilíneo? ¿ama la butaca o el cheslong? ¿le gustaría ser atrevido con algún complemento?
Todo eso lo vamos a descubrir con el Mood Board, una especie de collague que es capaz de trasmitirnos sensaciones a través de la estética del color, las líneas y las texturas.
Es una de las partes más libres y creativas del proceso de diseño y decoración de espacios, ¡nos encanta!